Recuerdo cuando íbamos a Cella en el coche, que las canciones de los de Liverpool se repetían una y otra vez en los casetes, entremezclándose con las de Juan Pardo por voluntad de mi madre. Era el viaje de los cuatro, aunque cuando me hice mayor conseguí el premio de viajar al lado del conductor pero sin la compañía de mi hermana. Mi padre se encendía un Fortuna tras otro, bajando 3 cm la ventanilla para que no nos despeináramos detrás y evadir la niebla de nicotina.
Con la adolescencia y el aprendizaje del inglés, en una de esas clases nos pusieron una canción de esos casetes, y tuve dos semanitas de ídolo de las cucarachas, pues era impresionante lo bien que se entendían sus palabras al contrario de las canciones de la época.
Sin dejar de ser niño ni adolescente, llego a este momento, a vivir otro 26 de agosto, y pongo el casete en el coche. Es un momento de euforia, que se maximiza cuando el mando del volumen llega al límite. HELP! Y su melodía me devuelve a aquellos años en los que no necésitabamos ayuda.
Puede que sea un mensaje del destino, o puede que sea tan sólo una simple melodía. Conociéndome, sé con cuál de las dos opciones me quedaré.
"When I was younger, so much younger than today
I never needed anybody's help in any way
And now these days are gone, I'm not so self assured
Now I find I've changed my mind I've opened up the doors"